Propiedades de la mandarina
Propiedades nutritivas
El componente mayoritario en las mandarinas es el agua y, respecto a
otras frutas de su género, aporta menos cantidad de azúcares y por tanto
menos calorías. La cantidad de fibra es apreciable y ésta se encuentra
sobre todo en la parte blanca entre la pulpa y la corteza, por lo que su
consumo favorece el tránsito intestinal. De su contenido vitamínico
sobresale la vitamina C, en menor cantidad que la naranja, el ácido
fólico y la provitamina A, más abundante que en cualquier otro cítrico.
También contiene cantidades destacables de ácido cítrico, potasio y
magnesio. En menor proporción se encuentran ciertas vitaminas del grupo B
y minerales como el calcio, de peor aprovechamiento que el que procede
de los lácteos u otros alimentos que son buena fuente de dicho mineral.
La provitamina A o beta caroteno se transforma en vitamina A en
nuestro organismo conforme éste lo necesita. Dicha vitamina es esencial
para la visión, el buen estado de la piel, el cabello, las mucosas, los
huesos y para el buen funcionamiento del sistema inmunológico. La
vitamina C interviene en la formación de colágeno, huesos y dientes,
glóbulos rojos y favorece la absorción del hierro de los alimentos y la
resistencia a las infecciones. Ambas vitaminas, cumplen además una
función antioxidante. El ácido cítrico posee una acción desinfectante y
potencia la acción de la vitamina C. El ácido fólico interviene en la
producción de glóbulos rojos y blancos, en la síntesis material genético
y la formación anticuerpos del sistema inmunológico. El potasio es un
mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y
para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua
dentro y fuera de la célula.
Composición por 100 gramos de porción comestible | |
Calorías | 37 |
Hidratos de carbono (g) | 9 |
Fibra (g) | 1,9 |
Potasio (mg) | 185 |
Magnesio (mg) | 11 |
Calcio (mg) | 36 |
Provitamina A (mcg) | 106 |
Vitamina C (mg) | 35 |
Ácido fólico (mcg) | 21 |
mcg = microgramos |
Propiedades para la salud
Resulta tan sencillo pelar y comer una mandarina que se ha convertido
en una de las frutas predilectas de los más pequeños, si bien, por su
sabor dulce y refrescante y por las propiedades nutritivas que nos
brinda, se ha de potenciar el consumo en todas las edades. El grato
dulzor, su escaso sabor ácido, junto a la suavidad de su pulpa
convierten a la mandarina en uno de los cítricos más populares del
mundo.
Con la salvedad de que aporta menos cantidad de vitamina C que otros
cítricos, sigue siendo una fuente excelente de esta vitamina. Se sabe
con seguridad que esta vitamina ejerce una clara acción antiinfecciosa,
estimulando la formación de anticuerpos y la actividad de los fagocitos
(célula capaz de englobar microbios y células extrañas que son
destruidos en su interior). El cáncer, el Sida, las enfermedades
infecciosas y las inflamatorias crónicas, como el reumatismo, hacen
disminuir la concentración de esta vitamina en el plasma, por lo que es
interesante en estos casos asegurar su aporte por medio de la
alimentación. Otras situaciones en las que están aumentados los
requerimientos son: tabaquismo, alcoholismo, empleo de ciertos
medicamentos, embarazo y lactancia, estrés emocional o ambiental y la
práctica intensa de deporte. En todos estos casos, está particularmente
recomendado el consumo habitual de mandarinas. Y para el resto de la
población, comerlas puede reportar más beneficios durante los meses
invernales y en los cambios estacionales, cuando son frecuentes los
altibajos en el sistema de defensas y se es propenso a contraer catarros
o infecciones.
La mandarina es una de las frutas que más carotenoides presenta en su
composición, aporta beta-criptoxantina y beta-caroteno en cantidades
sobresalientes. La actividad antioxidante de estos elementos
fitoquímicos y de la vitamina C, proporcionan al alimento propiedades
fisiológicas que van más allá de las nutricionales propiamente dichas.
Los antioxidantes combaten la acción nociva de los radicales libres,
sustancias responsables del desarrollo de enfermedades cardiovasculares,
degenerativas y cáncer.
En caso de anemia ferropénica, es muy útil consumir mandarinas
acompañando a los alimentos ricos en hierro o a los suplementos de este
mineral, ya que la vitamina C que aporta aumenta la absorción de hierro y
esto acelera la recuperación.
Para los deportistas, por su contenido en potasio, vitamina C,
carotenoides y otros nutrientes, constituye una buena alternativa para
reponer los minerales y el líquido perdidos después de la actividad
física y para minimizar el riesgo de lesiones y potenciar las defensas.
Su zumo mezclado con agua, bicarbonato y azúcares puede hacer
perfectamente las funciones de bebida rehidratante durante la
competición en deportes que tengan una duración mayor a 90 minutos, en
los que las pérdidas de glucosa, agua y electrolitos son más acusadas.
El elevado contenido en agua, potasio y ácido cítrico (alcaliniza la
orina, ayuda a combatir las infecciones y potencia la acción de la
vitamina C), convierten a las mandarinas en frutas con efecto diurético,
beneficioso en caso de hiperuricemia o gota y litiasis renal (favorece
la eliminación de ácido úrico y sus sales).
Por su abundancia de ácido fólico o folatos, vitamina imprescindible
en los procesos de división y multiplicación celular que tienen lugar en
los primeros meses de gestación, su consumo resulta adecuado o
interesante para las mujeres embarazadas para prevenir la espina bífida,
alteración en el desarrollo del sistema nervioso (tubo neural) del
feto.
Potasio y fibra
Por su elevado contenido en potasio y bajo en sodio, resultan muy
recomendables para aquellas personas que sufren hipertensión arterial o
afecciones de vasos sanguíneos y corazón. No obstante, el consumo de
mandarinas deberán tenerlo en cuenta las personas que padecen de
insuficiencia renal y que requieren de dietas especiales controladas en
este mineral. Sin embargo, a quienes toman diuréticos que eliminan
potasio y a las personas con bulimia, debido a los episodios de vómitos
autoinducidos que provocan grandes pérdidas de dicho mineral, les
conviene el consumo de esta fruta.
La mandarina es fuente natural de fibra, esencial para combatir el
estreñimiento ya estimula la motilidad intestinal, la mayor parte de la
cual se encuentra en la pulpa blanca que hay debajo de la piel y entre
los gajos y que no conviene desechar. Esta sustancia, asimismo favorece
el tránsito del contenido fecal a lo largo del colon, disminuyendo el
tiempo de contacto entre sustancias nocivas y la pared del aparato
digestivo, ayuda a disminuir la absorción de grasa y colesterol, al buen
control de la glucemia (niveles de azúcar en sangre) y tiene un efecto
saciante, por lo que resulta una fruta indicada para las personas con
hipercolesterolemia, diabetes y exceso de peso.
El ácido oxálico que contienen las mandarinas puede formar sales con
ciertos minerales como el calcio y formar oxalato cálcico, por lo que su
consumo se ha de tener en cuenta si se padecen este tipo de cálculos
renales, ya que se podría agravar la situación.
Origen y variedades
Al igual que el resto de cítricos, la mandarina proviene de
las zonas tropicales de Asia. Antes de llegar a Occidente ya era famosa
por su dulce sabor en los mercados de la India. Su nombre alude al color
de los trajes que utilizaban los mandarines, altos gobernantes de la
antigua China, por tanto, se puede afirmar que es una fruta originaria
de China e Indochina, cuyo cultivo se introdujo en Europa en el siglo
XIX. En la actualidad, son países productores: Japón, Israel, Argelia y
por su puesto España, donde en la Comunidad Valenciana se produce el 90%
de la mandarina del país.
Las mandarinas se dividen en cuatro grandes grupos o tipos
varietales, dentro de los cuales se encuentran las diferentes
variedades:
Clementinas, Clemenvillas, Híbridos y Satsumas.
- Clementinas: son de color naranja intenso, de forma
esférica aplanada y lo común es que carezcan de semillas. Se consideran
un cruce entre la mandarina y una naranja silvestre de Argelia. Se pelan
con facilidad y tienen muy buen sabor. Destacan variedades como la
Clementina Fina, un fruto de extraordinaria calidad de tamaño pequeño o
medio, con un peso entre 50 y 70 gramos. Su recolección se lleva a cabo
entre noviembre y enero. Las de variedad Oroval tienen forma redondeada y
un peso que oscila entre los 70 y 90 gramos. La corteza es granulosa y
fácil de pelar. La recolección se realiza de noviembre a diciembre y no
es recomendable su conservación en el árbol ya que pierde zumo y tiende a
hincharse. Comprar mandarinas clementinas Clemenules de Valencia tienen el fruto de tamaño grande
(80-100 gramos) con forma algo achatada. Su pulpa resulta jugosa, fácil
de pelar y carece prácticamente de semillas. La recolección es de
noviembre a enero. Otras variedades muy similares a las anteriores y sin
semillas son la Clemenpols, Oronules y Esbal.
- Clemenvillas: son de tamaño más grande que las anteriores, de corteza naranja rojiza y con mucho zumo.
- Híbridos: son frutos de buen tamaño y color naranja
rojizo muy atractivo. La pulpa posee gran cantidad de zumo y es
abundante en azúcares y ácidos orgánicos. La corteza está muy adherida a
la pulpa. Destacan las siguientes variedades: Fortune, de tamaño
pequeño, color naranja intenso y corteza fina. La recolección se hace en
febrero pero el fruto puede permanecer en el árbo puedes encontarlo en comprar árboles frutalesl hasta abril. Es una
variedad interesante para zonas tardías con poco riego y heladas
fuertes. Ellendale, son frutos grandes, con corteza ligeramente rugosa y
fácil de pelar. Se puede recolectar a partir de febrero, aunque pierde
zumo si se conserva mucho tiempo en el árbol. Ortanique, son mandarinas
de tamaño medio a grande, ligeramente achatadas y con una corteza rugosa
que se adhiere a la pulpa y dificulta su pelado. Madura a finales de
enero o principios de febrero y se puede mantener bien en el árbol.
- Satsuma: es originaria de Japón y presenta un exquisito
aroma. Sus árboles son los últimos en florecer y sin embargo son los
primeros que se recolectan. Las frutas son de color amarillo naranja o
naranja asalmonado, de buen tamaño, forma achatada y con propensión a
hincharse cuando la corteza inicia el cambio de color. La corteza es
gruesa y rugosa, la pulpa de menor calidad gustativa y su recolección
puede comenzar a mediados de septiembre. Destacan las siguientes
variedades: Okitsu, de buena calidad gustativa. Muy precoz, en algunas
zonas comienza su recolección en septiembre. Tolera muy bien el
transporte y almacenamiento. Owari, fruto de tamaño medio a pequeño,
color naranja claro, forma aplanada y con mucho zumo. Clausellina, fruto
de baja calidad y cuya recolección suele comenzar a mediados de
septiembre.
Cómo elegirlas y conservarlas
Se pueden encontrar en el mercado desde septiembre hasta
principios de marzo. Su periodo de maduración es dilatado dada la gran
cantidad de variedades cultivadas.
Los cítricos, si son jugosos, deben ser pesados, por lo que
elegiremos las mandarinas que tengan mayor peso respecto a su tamaño, lo
cual es indicativo que están llenas de jugo. Las de mayor calidad son
las que tienen la piel blanda pero no arrugada y bien adherida a los
gajos. El pedúnculo debe estar cortado a ras y el mejor indicativo de su
calidad no es tanto el color de la cáscara, sino su olor, más dulce e
intenso cuanto más madura está la fruta.
Una vez recolectada, la mandarina se conserva perfectamente a
temperaturas de refrigeración, entre 3 y 7ºC, en la parte menos fría del
frigorífico. Si se quiere conservar por un periodo de una a dos semanas
se puede incluso refrigerar por debajo de 3ºC; y si se desea conservar
por un mes o más tiempo, no es recomendable bajar de 5ºC. Las pérdidas
de peso debidas a la evaporación de agua pueden ser considerables en un
almacenaje prolongado si no se consigue mantener la humedad relativa del
aire al 90%.
Trucos para cocinar con mandarina
Las
mandarinas, por su sabor agridulce resultan muy
refrescantes y apetitosas si se consumen al
natural como fruta fresca o
en forma de zumos. Los gajos se utilizan habitualmente en repostería
como ingrediente decorativo de tartas y pasteles. También se usa esta
fruta para confeccionar sorbetes, helados, mermeladas y licores.
En oriente se hacen exquisitas salsas que se sirven para acompañar
carnes, aves y pescados o incluso se ponen en ensaladas al
natural,
combinadas con vegetales.
El
extracto de mandarina es empleado en la fabricación de dulces y caramelos.
Sorbete de mandarina
- TIEMPO: 30-45 minutos
- PRECIO: 5-10 €
- DIFICULTAD: Muy fácil
- RACIONES: 4
- TEMPORADA: Invierno
INGREDIENTES
- 16 mandarinas
- 300 gr. de azúcar
- un botellín de agua mineral con gas
- una lima o medio limón
- una clara de huevo
CÓMO SE ELABORA
Pelar las
mandarinas y el limón o la lima. Poner el
azúcar en una cazuela y añadir la mitad del agua con gas de la botella.
Remover de vez en cuando para que el azúcar se funda por igual y se
forme un almíbar. Apagar el fuego cuando rompa a hervir el azúcar y
dejar que se enfríe. Triturar las mandarinas y la lima o el medio limón
con una licuadora o con ayuda de una batidora. Verter el zumo resultante
sobre el almíbar frío e introducir en una jarra en la nevera. Una vez
frío, meter en el congelador. Cuando tenga textura de granizado, mezclar
un poco del sorbete con la clara de huevo a punto de nieve. Revolver
todo de nuevo con el sorbete para que quede cremoso. Añadir el resto de
la botella de agua con gas e introducir en el congelador hasta que quede
granizado. Servir en copas o vasos altos acompañando de unas pajitas
decoradas. Fuente: Eroski / Consumer.
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