Los expertos aseguran que la división es falsa, que todas pueden
comerse y todas dan zumo, aunque unas más que otras. Repasamos las
propiedades de las variedades más conocidas. Comprar árboles
¿
Naranjas de mesa o de zumo? Los expertos aseguran que la división es
falsa, que todas pueden comerse y todas dan zumo, aunque unas más que
otras. ¿Entonces? Pues parece que comenzaron a venderse 'para mesa'
aquellas que estaban en mejor estado y tenían aspecto más apetecible.
Puede, pero es un hecho que en el mercado nos encontramos variedades muy
diferentes de esta fruta, que es sin duda una de las más extendidas por
el mundo y que nos proporciona una mayor gama de posibilidades de
consumo. No sólo en zumo o entera, sino también en mermelada, confitada,
en tartas y pasteles... y en recetas 'saladas', a las que aporta su
aroma y sabor cítricos. Y no hablemos de las infinitas posibilidades del
zumo, desde un refresco a un cóctel, y que dejaremos para otro día.
Comprar mandarinas
Son las ventajas de esta fruta, que además está en plena temporada.
Pero volvamos al principio, a los tipos diferentes de naranja. Para
empezar hay una división radical entre dulces y amargas, de las que
podríamos decir que son frutos (y dos árboles) diferentes. La amarga
tiene origen asiático, fue plantada en todo el sur de Europa y era la
única conocida por estos lares en la Edad Media: son 'amargos', por
ejemplo, los naranjos de Sevilla, cuyas flores (azahar) perfuman la
ciudad durante la explosiva primavera hispalense con una fragancia
inconfundible y narcótica.
Tiene
la naranja amarga no
pocos usos curativos (leyendo me entero de que lo mismo combate la
dispepsia que las hemorroides o el colon irritable) y sirve también para
enmascarar con su gusto el mal sabor de drogas y fármacos. Pero lo que
aquí nos interesa es su uso culinario y la naranja amarga es, por encima
de todo, aquella con la que se elabora la mermelada y la salsa del pato
a la naranja en su versión más clásica.
La naranja dulce llegó
más tarde aquí, pero sustituyó a la amarga con rapidez. Tiene origen
chino (las 'naranjas de la China'), fue traída de la India por los
portugueses y llevada a América por los españoles. Son muchas las
variedades, pero las que tenemos a mano pueden encuadrarse en tres
grandes grupos:
Las navel
tienen una rugosidad -en realidad, un fruto atrofiado- en la parte
opuesta al pedúnculo en forma de ombligo ('navel', en inglés). Son
frutos grandes, esféricos, fáciles de pelar y de pulpa sabrosa y sin
semillas. Tienen una peculiaridad, son dulces al comer pero su zumo es
amargo.
Las blancas
son más achatadas, no tienen 'ombligo'. Algunas variedades tienen
muchas semillas, pero no todas. A este grupo pertenecen la salustiana,
de corteza rugosa y jugo dulce, y la Valencia late o tardía ('late' en
inglés), la más extendida y apreciada.
Las sanguinas son
esas que presentan una pigmentación rojiza en la pulpa -y a veces
también en la corteza- que se asemeja a pequeñas venillas y cuyo zumo
adquiere a veces un sabor que recuerda al de las cerezas. Su vistoso
colorido hace que sean empleadas en la elaboración de mermelada de
Sevilla.
¿Entonces? Pues que, digan lo que digan los expertos citados al
comienzo, sí podemos tomar como guía no infalible el consejo de comprar
salustianas para zumo y navelinas para mesa, por citar dos de las
variedades más comunes en nuestras fruterías.
Y
qué es mejor, ¿comerlas o beber su jugo?
Depende. Comiendo el fruto entero ingerimos más fruta (y perdón por la
obviedad) y aprovechamos mejor sus muy amplias propiedades nutritivas y
salutíferas, entre las que no es la menor su alto contenido en vitamina
C, tan necesaria para combatir los males propios del invierno.
Proporciona además una mayor sensación de saciedad. Naturalmente, beber
el zumo es cómodo (siempre que sea otro quien lo exprima) y como
refresco sustituye con ventaja a otras bebidas gracias a su composición.
Lo mejor es alternar ambas formas de consumo.
Lo que resulta absolutamente recomendable es aprovechar el momento de
degustar las naranjas en su mejor época, que es esta precisamente y que
se extenderá hasta abril, aunque los procesos de producción y de
refrigeración (¡ay!) extienden la presencia de naranjas en los mercados
prácticamente a todos el calendario.
¿Cómo elegir las mejores?
Lo ideal es tomarlas una a una y comprobar su aspecto (debe recharzarse
la que presente zonas blandas, hundidas o la piel seca; el aroma
(cuanto más intenso, fresco y dulce, mejor); y el peso (será mayor
cuanta más sea la cantidad de jugo). Por lo general las compramos en
mallas de dos o más kilos; en ese caso debemos fiarnos de nuestra
experiencia y optar por la marca que nos merezca confianza, desde luego
aquella en que la calidad de los frutos sea uniforme y no 'cuele' en la
malla alguno que debiera haber sido desechado de antemano.
Téngase en cuenta que la naranja no madura una vez arrancada del
árbol; de manera que si vamos a comerlas en los días siguientes a la
compra (no más de una semana), podemos tenerlas en el frutero a
temperatura ambiente; pero si ese tiempo se prolonga hay que guardarlas
en el frigo.
Yo creo que es recomendable comprar menos y consumirlas
pronto.
Fuente
Busque la naranja Navelate de Castellón porque no existe otra naranja de mejor calidad.