Lo primero es decir que el cultivo y cuidado de cualquier árbol frutal implica un compromiso con nosotros mismos y otro hacia el medio ambiente, la raza humana por naturaleza somos destructivos, explotamos y consumimos recursos para nuestro propio beneficio sin importarnos en muchas ocasiones el daño que estamos provocando a este entorno natural y privilegiado que disponemos en el planeta tierra e interactuamos peor que cualquier plaga de esas que daña nuestros cultivos.
Ha llegado la hora en la cual los gobiernos de las Comunidades Autónomas han tomado cartas en el asunto y a mi parecer bien comenzando por la educación agrícola educando y enseñando primero a protegerse el agricultor frente a pesticidas, después aprender a respetar ese entorno natural, cada vez veo menos garrafas de pesticidas vacías abandonadas por los campos y eso demuestra que la educación agraria está llegando a nuestros campos prueba de que eran más que necesarios estos cursos obligatorios de manipulador de plaguicidas.
Por otro lado también observo que el agricultor cada vez estamos más abiertos a nuevas técnicas de cultivo sin perder la tradición de nuestros antepasados valencianos y seguir manteniendo a Valencia a la vanguardia en el cultivo de cítricos, visto la dura competencia de países satélite que están dentro de este mundo y han proliferado gracias a valencianos que han ido a enseñar nuestras técnicas de cultivo, aún así cada variedad de cítrico necesita un micro-clima ideal para su perfecto desarrollo y el de Valencia solo se aquí, por eso no será jamás el mismo resultado una mandarina Clemenules o naranja Navelate autóctonas de la Comunidad Valenciana por mutación natural que otra cultivada en otro país.
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