El vendedor de frutas. Comprar naranjas de Valencia
Debido a mi trabajo, todos los meses tengo que viajar un par de días a Portoviejo, una ciudad situada a 200 km de Guayaquil. Son aproximadamente 2,5 horas de viaje y a lo largo del camino me encuentro de todo: campesinos que llevan a las vacas a pastar, ocupando una parte de la carretera con el consiguiente atasco en la vía; conductores buenos, malos y pésimos; vigilantes de tránsito haciendo cumplir la ley, y en ocasiones queriendo hacer su agosto a costa de los conductores; vendedores de dulces, arroz, rosquitas, y sobre todo, vendedores de frutas de todo tipo. Comprar árboles frutales online
Precisamente esta semana tuve que viajar a Portoviejo y a lo largo del camino me encontré con muchísimos puestos de venta de fruta de temporada: mandarinas, naranjas, sandías, papayas, guineos, mamey, zapote y muchas otras más. Pero hubo uno en particular que llamó mi atención: era una pequeña cabaña de caña, fuera de la cual se encontraban las frutas exhibidas en una especie de tarima, y el vendedor y propietario de las mismas se mecía plácidamente en una hamaca a la espera de clientes.
Decidí comprar naranjas y sandía a un precio que me pareció justo, pero para no perder la costumbre, le pedí la famosa "yapa", ese regalito extra que te pueden dar cuando haces una compra, en este caso le pedí que me regale una mandarina. El campesino, ni corto ni perezoso, se dirigió a su cabaña y regresó con la fruta, pero no con una como yo le había pedido, sino con 8!, no me lo esperaba, y no contento con eso, me pidió que esperara un poco más y volvió con varios guineos. Todo completamente gratis.
Realmente me conmovió tanta generosidad, pues a leguas se notaba que se trataba de una persona humilde y sin grandes recursos económicos, que al parecer sólo vivía del cultivo de sus tierras, pero su desprendimiento y su compartir con los demás lo que la tierra le ofrece me llegó al corazón. Ojalá yo llegara a tener algún día al menos una pequeña parte de su generosidad. Una vez más confirmo que la gente buena es mayoría y que basta mirar alrededor para encontrarlos y disfrutar de su compañía, así que los invito a abrir los ojos y encontrar cada día a esa persona especial que ilumina la vida de los demás. Comprar mandarinas clementinas a domicilio
PD: Y para cumplir con la palabra de la semana, diré que el puesto de frutas se encontraba a la izquierda del camino : Fuente
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